¿Por qué odio mi sonrisa?



Todos están listos para la foto, la estás pasando fenomenal entre las alegrías y demás escuchas el; "listos... ¡sonrían!", y pareciera que te indicaran justo lo contrario, tu carcajada se convirtió en una mueca curva ¿quieres comprender lo que le está pasando y encontrar maneras saludables de cómo ayudarte? Sigue leyendo que te lo cuento.


"Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la Espada"
William Shakespeare


"La risa es el mejor doctor"
Dicho popular

Un enorme poder oculto



Cómo bien lo hace saber estas frases del inicio, es que es así, la sonrisa tiene un poder impresionante, ese gesto tan sencillo de mostrar los dientes nos ha causado impacto social desde tiempos inmemoriales, menciones, tratados y documentación sobre la risa y la sonrisa abundan en todas las civilizaciones, muchos dioses se han inspirado en ella o la representan; y es que no hay manera más tangible de comprender un estado del ánimo que todos universalmente reconocemos como "positivo", la alegría.

Mostrar los dientes es uno de los primeros y más destacados recursos para mostrar qué tan saludables somos, y es que antes de que las cirugías estéticas al estilo cirugías plásticas masivas fueran viables ya existía una manera de modificar el patrón natural de nuestros dientes, civilizaciones como la egipcia, maya, azteca, inca, china y hasta africanas entre miles más muestran que contar con un cierto patrón en nuestros dientes es considerado "hermoso" algunas culturas modificaban los dientes no solo en la forma, también le incrustaban piedras preciosas y metales, esta es una evidencia importante para comprender que la relevancia de nuestra dentadura y de cómo esta se ajusta a los estándares culturales y sociales de nuestro entorno es importante. Ya puedes empezar a respirar tranquilo o tranquila, no estás perdiendo el juicio, sigamos platicando sobre dientes y sonrisas.


La sonrisa perfecta
Hoy la ortodoncia tiene un enfoque más sobre la higiene bucal que la estética, se reconoce que una posición correcta de los dientes es sano para tu vida, pero también para tu vida emocional, mejora tu autoestima y autoconfianza. Sorprendentemente y aunque el concepto de modificar la dentadura existía hace miles de años, es hasta que Edward Hartley Angle considerado el padre de la ortodoncia moderna que entre 1888 y 1892 publicaría obras que darían base a lo que se conoce sobre la modificación de la mordida, increíble que sea en realidad tan reciente la ciencia sobre este asunto. Tanto es así, que muchos de nuestros ancestros, probablemente no veían la ortodoncia como una necesidad sanitaria, y por tanto muchos vivían sus vidas sin modificar sus dientes, tan solo cuidando los mismos con un dentista convencional.

Hoy esto no es así, ahora ya la salud bucal es secundaria y volvemos a tener un auge por las sonrisas perfectas, recrear las sonrisas de estrellas del entretenimiento, con dientes blancos y perfectamente alineados bombardea nuestra mente y nuestra inseguridad, la ansiedad por tener la sonrisa perfecta nunca fue más angustiosa que en nuestra era.

La inseguridad de mi sonrisa
Pero seguro que todo esto no estaba en tu mente cuando estaban a punto de tomar la foto, como mencionamos al inicio, ese reflejo automático de esconder los dientes debe estar relacionado a algo mucho más personal, aunque sí está relacionado con lo que te acabo de contar y a continuación te lo vamos a explicar.

Como pasa con muchas de nuestras inseguridades de adultos es necesario viajar a nuestra infancia para encontrar esos detonantes, claro, cada caso es particular pero existen ciertas situaciones que nos condicionan y que nos afectan a todos.

Desde que somos bebés el surgimiento de los dientes causa gran expectación en la familia, así también cuando empiezan estos a cambiar por los "permanentes" reconocemos de manera consciente qué es y qué no es una sonrisa ideal, y si acaso escapa a nuestra comprensión nunca hace falta aquella tía, primo o cualquier familiar que nos habla y hasta burla de nuestros dientes deformes si estos empiezan a salir así, por lo que fácilmente podemos confirmar que nuestra sonrisa no es perfecta, esto afecta enormemente nuestra autoestima, al punto que muchos aunque sí llegan a cambiar su condición a través de la ortodoncia no pueden evitar reaccionar tal como cuando sus dientes tenían una alineación menos agraciada.

Rasgos familiares, entendamos esto no como la genética que te hace heredar rasgos característicos a nivel dental, sino, como aquellos patrones de comportamiento, si un padre o madre tiene por norma, costumbre o hábito evitar mostrar los dientes es posible que te fuera heredadas, pero no es una conducta genética, te llegan a manera de expresiones que recibes como realidades, dichos como; "la gente que se pasa riendo lucen como tontos", "que fea se ve la gente con los dientes pelados", "te ves ridículo", "qué feo te ríes" entre un largo etcétera; quiero recalcar, recuerda que esas frases despectivas contra las sonrisas, estas personas se las han dicho a sí mismas o alguien también se las ha dicho, y todos estamos expuestos a esas ideas. Nos afectarán en algún grado pero en general adoptaremos esa filosofía como propia.

Las consecuencias
Hemos visto un origen en el físico, que nuestra estructura dental sea deficiente de alguna manera, o el plano conductual, que sea un mandatorio por ideas negativas hacia el acto de sonreír, pero ambas poseen consecuencias poco positivas. Al inicio hablamos de cómo a nivel social la sonrisa es la primera muestra tangible de nuestra alegría, negarnos a sonreír es negarnos socialmente a la alegría, es cortar la energía de vida que fluye a nuestro entorno, así como una buena risa se contagia, esta energía de negación también es contagiosa, de no corregir estos patrones de comportamiento la siguiente generación de nuestro universo familiar también presentará esta conducta. No se trata de que no sonrías, o que no te guste la felicidad, pero al estar en situaciones públicas rechazas estos sentimientos y te penalizas internamente, haciendo de un momento ameno una situación de culpa.

La trascendencia o herencia que proyectas también es algo que podría interesarte analizar, tu registro fotográfico, y la impresión que dejas en los que te conocen recientemente puede ser una cara de alguien que no coincide con tus sentimientos auténticos. Quizás los demás piensen que no te la pasaste bien cuando en realidad disfrutaste todo pero tu negación a sonreír transmitía una imagen diferente.

Piensa que seguramente las razones por las que en algún punto de tu vida, o en la vida de tus ancestros que esta norma fue fundamentada tenía pilares válidos, quizás fue desarrollada para un sistema social en el que era necesario, pero que ya no es funcional hoy en día, disfrutar con libertad de los momentos es algo que todos merecemos y carece de sentido que seamos nosotros mismos los que le demos un tope a esto. Por supuesto algunas situaciones van a requerir de medir y mesurar nuestro comportamiento, pero si haz llegado hasta acá sabes que los extremos es justo de lo que hemos estado hablando y haz también comprendido que es necesario hacer un cambio.

Amando mi sonrisa
Por eso vamos ahora a encontrar un camino para volver a encontrarnos con nuestra sonrisa, algunos ejercicios nos van a ayudar, dependiendo de lo arraigadas de las ideas en tí sobre no sonreír, así de fácil o difícil será tener un enfoque saludable en este asunto.

Ve al espejo, sonríe, ¿te sientes torpe? pues vuelve a sonreír, porque no lo eres, es justo ese sentimiento reflejo el que tienes que combatir, nadie es torpe por sonreír.

Habla contigo mismo, de manera asertiva y directa date a conocer que tu sonrisa es maravillosa y que vale la pena ser mostrada, ¿no me crees? Medita en esto, recuerdas a ese familiar que como tú también tiene este mandatorio, ¿cuantas veces le insististe sobre sonreír para esa foto? Para tí esa sonrisa es valiosa ¿no es así?, por esa misma línea de pensamiento tu sonrisa también lo es, para tus seres queridos tu sonrisa es importante, brinda ese regalo libremente a ellos.

Quizás tus dientes no sean los más perfectos o los más blancos (si está a tu alcance resolverlo te animamos a hacerlo), pero recuerda que al final no es lo más importante, estamos constantemente bajo presiones y desalientos, por eso vale la pena vivir con intensidad y libertad los momentos alegres de la vida.


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