¿Por qué tener un hijo rebelde es lo mejor para la familia?




Tienes un hijo adolescente o adulto joven y su conducta a cambiado tanto que temes se llegue a meter en problemas cada vez más serios, ¿quieres comprender lo que le está pasando y encontrar maneras saludables de cómo ayudarle? Sigue leyendo que te lo cuento.


"El hombre es naturalmente bueno, es la sociedad la que lo corrompe" 
Jean Jacques Rousseau 

"El hombre es malo por naturaleza, a menos que le precisen a ser bueno".
Nicolás Maquiavelo


Ya no sé quién es mi hijo.

Estás ya sea a través de un video, imágenes guardadas en el celular, algún álbum familiar clásico, quizás fotografías sueltas o bastaría un repaso mental de tu hijo cuando apenas era un pequeñuelo de dos o tres años. En tus recuerdos pinta como el niño más portado del mundo, era cariñoso, atento, obediente, educado, silencioso, alegre, comunicativo, en fin, la lista de cualidades no termina en tu corazón lleno de nostalgia sobre una época donde lo controlabas mucho mejor que lo que se podría decir ahora. 

Ahora, algunos de ustedes quizás al leer eso digan, ¡oh no! Ese nunca fue mi caso, mi hijo siempre fue un rebelde empedernido, testarudo, de carácter fuerte, era tan de su ley que a veces hasta dejaba de respirar de tanto lloriquear en pleno berrinche, era imposible llevarlo a lugares públicos.

Cualquiera fuera el caso, ambos comportamientos tienen una estructuración social que se conecta en ciertos puntos que vamos a platicar, y vamos a encontrar un equilibrio razonable que nos ayudará a comprender mejor a nuestros hijos.

Primero que nada, no existen los hijos perfectos, los dos escenarios arriba citados son irracionales, no se puede ser ni todo lo malo ni todo lo bueno, nuestros hijos a medida que crecen van desarrollando y descubriendo su personalidad, este proceso es de hecho muy difícil, construyen las normas, reglas, sentimientos, preferencias y gustos que marcarán el resto de su vida, desde temprana edad iniciarán a explorar sus propios límites así como las barreras a su alrededor. Justo en este período podrías estar sembrando la semilla de un hijo que será difícil de controlar o bien una relación más saludable; abundan los consejos sobre qué hacer con los bebés cuando lloran, he escuchado con mucho fastidio ideas como: "déjalo llorar hasta que se canse y así ya no molestará más". Es cierto, el bebé eventualmente deja de pedir ayuda porque se ha dado por enterado que sus necesidades no importan, y que por tanto no le vale de nada llorar. Al otro extremo, una crianza centrada absolutamente en el infante le puede hacer creer que tiene todo el control y que el que manda es él. Ambos escenarios de nuevo son muy poco recomendables, tendremos jovenes y adultos poco preparados para enfrentarse socialmente con sus semejantes.

Pero en este caso no vamos a hablar hacerca de la crianza infantil temprana, quizás ocupemos incluso más que un solo artículo para hablar de ello, hoy estamos más enfocados en comprender las razones detrás de las expresiones de rebeldía de nuestros hijos cuando ya están adolescentes o adultos jóvenes.

Porque yo lo digo...

En un ambiente sano y de confianza, los niños nos abordan con todas las inquietudes que llevan en su mente, puede ser abrumante la manera en la que exprimen nuestra paciencia y conocimiento con un simple "¿y por qué?",  en nuestra desesperación es fácil llegar a la determinante frase; "Porque yo lo digo". Esto funciona muy bien un tiempo, pero nuestros hijos luego se exponen a nueva información; internet, la escuela, compañeros de clase, maestros, libros o hasta sus propias reflexiones los pueden llevar a hacer aun más preguntas. Posiblemente a muchas de ellas no tendremos respuestas satisfactorias, porque giran en el borde de lo moral o lo ético. Estos valores son en realidad construcciones que son parte de nuestra propia cultura, que nos fueron heredadas o transmitidas por procesos similares y que en este momento están también siendo desarrollados en nuestros hijos, en este caso, quizás ellos necesiten mejores explicaciones, en estos casos: ¿haz evaluado tus propias reglas y normas de tal manera que puedas de verdad dar una razón lógica o determinante para poder mantener dicha restricción? Lo primero que ataca nuestra mente es el miedo, salir de esa zona cómoda donde hemos vivido en seguridad a través de estas reglas podría estar llena de peligros, no conocemos una vida sin tomar en cuenta estas normas y de hecho amas a estas normas, quizás representan tu herencia familiar, tus convicciones religiosas, cultura, o simplemente haz encontrado algún éxito o paz en llevarlas, por eso las quieres defender. Iniciará un choque de criterios donde sin darte cuenta estarán envueltos tus sentimientos; como lo mencionamos amas estas leyes, pero amas a tus hijos y deseas protegerlos, por ello tratas de imponerte como si tu hijo tiene todavía esos cuatro años de edad y tu palabra le era suficiente, pero hoy tiene diez años más y hasta posee argumentos contra los que no estabas preparado.

El momento en el que tu hijo critica, confronta o se niega a llevar a cabo una norma familiar es un momento muy importante y especial, veamos qué nos dice esa acción entre líneas:

Confianza: ¿recuerdas cuando hablamos de cuando tu hijo era pequeño y confiaba en tu criterio antes que nada? Que te exponga estos asuntos muestra que sigue tomándote en cuenta como una voz a escuchar, aprovecha esta oportunidad para escucharle atentamente, reprime esos deseos de callarlo y anular sus ideas, no ames tus leyes más que a tu hijo, él no ha decido nada todavía a este punto, está explorando sus horizontes y quiere escuchar tu experiencia al respecto, podrías aprovechar para recordarte porqué te han sido valiosos estas normas en tu vida y si conoces experiencias de quienes han faltado a estos principios con malos resultados, podrías citarlos. Silenciar a tu hijo con violencia lo que provocará será un rompimiento de ese vínculo de confianza, muchas veces para siempre.

Amor: Las familias son a fin de cuentas ambients sociales con amor, seguro no son perfectos y hasta llenos de circunstancias terribles pero no son infiernos en la tierra, la razón por la que le haz puesto estas reglas a tu hijo es porque le amas, esta es una excelente oportunidad para enseñarle a su hijo verdadero amor propio, construye, modifica o desarrolla nuevas reglas. En lo posible basado en el principio de amor y tomando en cuenta las necesidades, personalidad y metas de tu hijo, encuentren juntos las reglas de esa manera lo pensará dos veces antes de romper su propia palabra, incluso a sabiendas de lo razonable que fueron en el momento de construirlas. Así como el amor no tiene fecha de vencimiento, pueden hacer este ejercicio con alguna constancia, recuerda que tu hijo puede estar cambiando de parecer constantemente a consecuencia de su propio desarrollo, ten paciencia y ayúdalo a amarse y a definir límites como por ejemplo; cuándo iniciar un noviazgo, qué carrera estudiará, la hora de llegada a casa, el tipo de amistades que tendrá, cuando iniciará a consumir alcohol entre muchas otras normas que son únicas en cada caso.


Libertad: La familia no es una cárcel, si estás creando ese ambiente que no te extrañe que tus reclusos quieran fugarse a cada instante, sus actos de rebeldía pueden estar relacionados con el deseo de libertad. Quizás se han dado cuenta que jóvenes de edades similares o incluso hijos mayores tienen libertades que ellos no, y seguramente van a tratar de alcanzar esas mismas oportunidades. Imagínate que estás en un país lleno de restricciones, limitaciones, pocas oportunidades y hasta un toque de queda estricto, las calles están militarizadas y está prohibido hablar en contra del líder de esa nación. Por otro lado, escuchas de otro país donde sus pobladores viven todo lo contrario, alegremente hacen fiestas, carnavales, todos son libres de dar su opinión y de hacer de su vida lo que les plazca, ¿en qué país te sentirías más atraído a vivir? La autoridad que ejerces en tu casa no debería de ser una tiranía, puedes permitir a tus hijos disfrutar de libertades de acuerdo a sus niveles de responsabilidad, porque a fin de cuentas eso es la libertad, la responsabilidad de hacerse cargo de sus propias decisiones.

Independencia: Nuestros países usualmente tienen la leyenda; "Libre, Soberana e Independiente", así que podemos notar que ser libre y ser independiente no es lo mismo, aunque sí se relacionan, no puedes tener independencia sin libertad, aunque puedes ser libre siendo dependiente. En la historia de la humanidad pocas naciones han ganado su independencia sin un baño de sangre, pero esa no tiene que ser la historia de tu familia, que tu hijo se rebele no quiere decir que no desee tener más tratos contigo. Muchos países que una vez han logrado su independencia han sido luego grandes aliados de las naciones de las que alguna vez fueron subyudagos, el mejor ejemplo es el de Gran Bretaña con Estados Unidos de América, puedes notar que a pesar de ser en nuestros días culturas distintas, políticas distintas y metas distintas, comparten un pasado muy cercano, y a lo largo del tiempo han llegado a ser aliados militares, políticos y económicos muy importantes, si tu hijo está luchando por su independencia, demuéstrale tu apoyo, ayúdalo a evaluar los costos de semejante tarea y hazle saber que siempre puede contar contigo para acuerdos, tratados y alianzas que mantengan la fortaleza familiar.

Rebeldía

La palabra se origina del latín y quiere decir; "guerra, o bélico", espero que este artículo te ayudara a comprender que en realidad lo que tu hijo puede estar presentando no es una guerra contra tí o tus valores. Las familias sanas tienen la oportunidad de poder recurrir a un conflicto sin perder los fuertes lazos que les unen, en los mejores casos la confrontación es muy importante y sana, en el peor caso, es un llamado de atención que requiere atención especial para poder salvar la relación entre padres e hijos. Las peores decisiones que nuestros hijos tomarán podrían ser consecuencia de ser incapaces de resolver este tipo de conflictos primarios, si no puede llegar a un acuerdo con sus padres, el joven difícilmente podrá sobrellevar las cosas con su cónyuge, así también podría tener poco o nulo amor propio, dependencia y depresión. Dale la bienvenida a la rebeldía, tu hijo ya es un adulto y no hay nada que ponga más feliz a un padre que ver a un hijo valerse por sí mismo.


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*Aunque en el artículo pusimos el prefijo "hijo, hijos" y "padre, padres" por supuesto que es aplicable a todos los géneros, además les invitamos enfáticamente a buscar ayuda profesional en el caso de tener una situación que les sea especialmente difícil de sobrellevar.





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